Ven a nuestro mundo,
que tu amor nos salve,
ven a redimirnos,
ven, Señor, no tardes.
(bis)
Qué larga es la noche,
como el centinela
que aguarda la aurora
los hombres te esperan;
con la Virgen Madre
te espera la Iglesia…
Qué bella es la noche
cuajada de estrellas,
si voy de tu mano,
las veo más cerca;
ya pronto se cumplen,
Señor, tus promesas…
Levanta los ojos,
del sueño despierta,
que baja el Mesías
del cielo a la tierra;
prepara el camino
al Rey que se acerca.
La noche ha pasado,
el día se acerca,
el “Dios con Nosotros”
ya está en nuestra tierra:
¡el Hijo del Padre
es Hombre de veras!
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