Domingo IV de Adviento: ¡Ya llega!

El cuarto domingo de Adviento, el último antes de la Navidad, nos invita a la esperanza por el "sí" de María.
¡Ya lega Dios-con-nosotros!


Domingo III de Adviento: ¡Alégrense!

El tercer domingo de Adviento, llamado Domingo de Gaudete (regocíjense), es un llamado a la alegría.
El Adviento es un tiempo penitencial, pero en este domingo se nos invita a hacer un alto, reparar en que la venida del Señor está cerca y llenarnos de gozo con esta noticia.

Domingo II de Adviento: preparen el camino

En el segundo domingo de Adviento Juan, el Bautista, nos llama a la conversión y nos dice: "Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos".
¿Cómo vas a disponerte interiormente para recibir a Jesús?

Domingo I de Adviento: invitación a la vigilancia

«Velad, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor» (Mt 24,42); «Vigilad, pues no sabéis cuándo es el momento» (Mc 13,33ss); «Estad siempre despiertos» (Lc 21,35)
El Señor viene y se nos invita a esperarlo vigilantes, en vela, despiertos, con nuestra lámpara encendida... Ésta es la propuesta de este domingo y el acento de esta primera semana de Adviento.


#PoesíaEnNavidad Oh santa Epifanía del Señor

¡Oh santa Epifanía del Señor
en aguas abismales:
en ti, Jesús, la luz divina brota,
el Hijo muy amado de tu Padre!

Las aguas del diluvio tenebroso
son hoy sacramentales,
es bella y esplendente, amada toda,
la Esposa sumergida que ahora nace.

¡Oh hermosa Trinidad, Teofanía,
del Hijo en nuestra carne;
oh Padre nuestro, fiesta de las luces,
oh Espíritu, pureza y fuego que arde!

La plena creación se ha estremecido
lavada en este cauce;
Jesús es la victoria del pecado,
vencido el enemigo en el combate.

Bautismo del señor, misterio santo
de gracias a raudales,
Jesús aquí cominza generoso,
cual Hijo de su amor al mundo sale.

¡Gloriosa Trinidad, inmenso gozo,
origen y remate,
por Cristo inmaculado sea gloria
y eterna luz que nuestros ojos sacie! Amén

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad Mi predilecto, el Padre dice

Mi predilecto, el Padre dice,
el Hijo mío que acaricio,
al verte a ti en nuestra masa
y en ti a nosotros, hijos renacidos.

Qué hermoso asciendes tú, el Esposo,
Señor, mi gracia y atavío,
Jesús, pecado en mi pecado,
del rostro de tu Padre eterno brillo.

En ti se vierte el santo Espíritu,
que es tuyo y fue desde el principio,
y en tu Jordán y en tu Calvario
el ser que late es ser de amado Hijo.

Las aguas gozan con tu cuerpo
del Hombre pura nunca visto,
y el universo se recrea
ahora bautizado en tu bautismo.

A coro unísono cantamos
Iglesia bella y Paraíso:
¡Honor a ti y unción de júbilo,
Jesús, que al ser bañado fuiste ungido! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad A la fosa del mundo

A la fosa del mundo
Cristo desciende,
y se baña en el río
que del Líbano viene;
el Jordán se hizo santo
por contacto celeste.

Se vistió de pecado,
siendo inocente,
porque Adán se hizo oscuro
sin la piel esplendente,
y un vestido de gloria
le dará de su veste.

Y como era el Esposo,
bello y valiente,
a su Esposa de amor
perfumado se ofrece,
que unas nupcias divinas
en la carne acontecen.

Tiembla Juan el profeta,
él no se atreve:
¿cómo puede el pecado
bautizar a la nieve?,
¿cómo pueden las aguas
darle fuego al ardiente?

Todos juntos bajamos
cuerpo a la fuente,
y ascendimos fragantes
de su tumba y su muerte:
¡oh precioso bautismo,
que en Jesús nos sumerge!

¡Oh Jesús hermosura,
sello indeleble,
te alabamos unidos
a la voz que se siente:
eres Hijo, eres nuestro,
oh Cordero obediente! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad Lavada está la Iglesia y perfumada

Lavada está la Iglesia y perfumada,
lavada en el Jordán, que es el Bautismo;
y Dios la invita a Bodas - (aleluya! -,
gozad que son las nupcias de su Hijo.
Radiante está el Esposo, Luz de Luz,
nacido antes del alba y el rocío;
es bello más que el sol, cual la ternura,
que todo amor de Dios lleva transido.
​¡Venid, humanos todos, adoremos,
con oro, incienso y mirra, agradecidos!:
hoy es Epifanía, Eucaristía,
pues Dios enamorado lo ha querido.
Oh Tierra hermosa, canta a tu Señor,
cantad ríos y Océano Pacífico;
hermanas criaturas, celebradlo:
que Dios es nuestro Esposo en Jesucristo.
Comed, bebed el Vino de Caná,
guardado con amor desde el principio;
es fiesta de Jesús, venid, naciones,
llegaos a la Fe, mirad al Niño.
​¡Oriente y occidente a ti te alaban,
eterna Trinidad de eterno brillo!:
​¡Que toda gloria vuelva al manantial,
y aquí llueva la paz y el regocijo! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad La Reina del Cielo a su hija querida

Yo buscando estoy a un niño
que a mi Jesús se parezca,
a mi único Cordero,
para esconder a los dos
en una misma cunita.


Los ángeles de la patria

envidiarían tal suerte;
mas yo te la doy a ti:
María, este niño Dios
tu Dios y esposo será.


Te escojo para que seas

de mi Jesús hermanita.
¿Deseas acompañarle?
¡Posarás en mi regazo!


Te esconderá bajo el manto

que cubre al Rey de los cielos.
Para tus ojos, mi Hijo
será ya brillante estrella.


Para que mi manto pueda

cubrirte junto a Jesús,
tienes que ser pequeñita,
con virtudes infantiles.


Quiero que en tu frente brillen

la dulzura y la pureza.
Mas sobre todo te doy
por virtud la sencillez.


El Dios Uno en Tres personas,

que el ángel temblando adora,
quiere que sólo le des
por nombre «Flor de los campos».


Como blanca margarita

que vive mirando al cielo,
tú has de ser la flor sencilla
del Niño de navidad.


El mundo desconocía 

los encantos de este Rey
que se desterró del cielo.
Muchas veces tú verás
cómo en sus dulces ojitos
las lágrimas brillan ya.


Tendrás que olvidar tus penas

para alegrar a mi Niño,
bendecir con alegría
los nobles lazos que te atan 
y cantar muy suavemente...


El Dios todopoderoso

que calma a al mar rugiente,
tomando rasgos de niño
se ha hecho débil y pequeño.


El Verbo, que es la palabra,

Palabra eterna del Padre,
que por ti aquí se destierra,
mi dulce Cordero,
que es también tu pequeño hermano,
¡oh, niña, no te hablará!


El silencio es la primera prenda

del amor callado.
Comprendiendo su lenguaje,
deberás siempre imitarle.


Y si alguna vez se duerme,

cerca de él descansarás.
Su corazón vela siempre
y te servirá de apoyo
para poder descansar.


No te inquiete la labor

que has de cumplir cada día;
tu solo quehacer, María,
en la vida es el amor.


Puedes decir a quien diga

que tus obras no se ven:
«amo mucho, y en la vida
el amor es mi quehacer».


Jesús hará tu corona

si sólo buscas su amor.
Un día te hará reinar
si le das tu corazón.


Tras la noche de esta vida

verás su dulce mirada,
y a aquella cumbre de arriba
volará tu alma veloz...



Santa Teresa del Niño Jesús




#MeditarEnNavidad Cómo el Hijo de Dios es presentado espiritualmente por el alma en el Templo

En quinto y último lugar, considere el alma devota y fiel de qué manera el bebé recién nacido por la consumación de las obras divinas y nombrado por la dulzurade la degustación de las cosas celestes, y buscado y hallado, adorado y honrado por la oblación de dones espirituales, ha de ser presentado en el Templo, ofrecido al Señor, y esto por la devota, humilde y debida acción de gracias.
Después de que la feliz María, madre espiritual de Jesús, ha sido purificada por la penitencia en la concepción de este bendito hijo, después de haber sido ya confortada en algo por la gracia en el nacimiento, después de haber sido íntimamente consolada por la imposición del bendito nombre, y finalmente informada por Dios en la adoración con los reyes, ¿qué otra cosa queda sino llevar a la Jerusalén celeste, al templo de la Divinidad y presentar a Dios, al Hijo de Dios y de la Virgen?
Sube, pues, María en el espíritu, no ya a la montaña, sino a las moradas de la Jerusalén celeste, a los palacios de la ciudad superna. Arrodíllate allí humildemente ante el trono de la eterna Trinidad y de la indivisa Unidad; allí presenta a Dios Padre a tu hijo, alabando, glorificando y bendiciendo al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo. Alaba con júbilo a Dios Padre, por cuya inspiración concebiste el buen propósito. Glorifica en la alabanza a Dios Hijo, por cuya información llevaste a cabo el bien que te habías propuesto. Bendice y santifica a Dios Espíritu Santo, por cuya consolación perseveraste hasta ahora en el buen ejercicio.
Oh alma, glorifica a Dios Padre en todos sus dones y en todos tus bienes, porque él es quien te llamó del siglo por oculta inspiración, diciéndote: Vuelve, vuelve, Sunamita, palabras cuyo comentario busca aparte, en otro tratado, en la primera meditación.
Engrandece a Dios Hijo en todos sus santos. Él es, en efecto, quien te liberó de la servidumbre del demonio por su secreta información, diciéndote: Toma sobre ti mi yugo; rechaza el yugo del demonio. El yugo del demonio es amarguísimo, mi yugo es suavísimo; a su yugo seguirá suplicio eterno y tormentos, a mi yugo seguirá fruto suavísimo y descanso opulento. Si su yugo muestra a veces cierta dulzura, es falsa y momentánea; cuando mi yugo procura alegría, es verdadera y salvadora. Él a veces levanta un poco a sus servidores, mas para confundirlos eternamente; el que me honra, por el contrario, si por un momento es humillado, es para reinar y gloriarse eternamente. Esta fue la enseñanza que te dio el Hijo de Dios, a veces por sí mismo y a veces por sus doctores y amigos, y te liberó de la falsa persuasión del demonio, y de la blanda decepción de la carne y del mundo.
Bendice y santifica siempre a Dios Espíritu Santo, oh alma, que te confirmó en el bien por su dulcísima consolación, diciéndote: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. ¿Cómo, en efecto, oh alma delicada y frágil, acostumbrada a las delicias del mundo, embriagada con las alegrías de este siglo como los cerdos con el mosto del vino, cómo habrías podido, entre tales y tantas redes del antiguo enemigo, entre tantos falsos consejos, entre tan variados obstáculos, entre tan innumerable multitud de amigos, parientes y otros conocidos que te apartaban del camino del amor y entre las flechas de los que te herían, perseverar en el bien, amarrada con los lazos de tantos pecados, y cómo progresar en el bien, si no hubieras sido ayudada misericordiosamente por la gracia del Espíritu Santo y tantas veces dulcemente consolada y sostenida? A él, pues, debes referir todas tus obras, sin retener nada para ti.
Di con pura y devota intención de la mente: Todas mis obras las realizas tú, Señor; ante ti nada soy, nada puedo; es don tuyo que subsista, sin ti no puedo hacer nada. A ti, clementísimo Padre de las misericordias, te ofrezco lo que te pertenece, a ti lo encomiendo, a ti lo confío, indigna e ingrata de todos tus dones, que reconozco humildemente entregados a mí. A ti la alabanza, a ti la gloria, a ti la acción de gracias, o felicísimo Padre, majestad eterna, que por tu infinito poder me creaste de la nada.
Te alabo, te glorifico, te doy gracias, oh felicísimo Hijo, claridad del Padre, que me liberaste de la muerte por tu eterna sabiduría.
Te bendigo, te santifico, te adoro, o felicísimo Espíritu Santo, que por tu bendita piedad y clemencia me llamaste del pecado a la gracia, del siglo a la vida religiosa, del exilio a la patria, del trabajo al reposo, de la tristeza a la jocundísima y deliciosísima dulzura de la bienaventurada fruición; la cual nos conceda Jesucristo, Hijo de María Virgen, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

San Buenaventura, "Las cinco festividades del Niño Jesús" (Festividad 5)



#CantarEnNavidad Niña de Nazareth


Niña de Nazareth, 
bendito sea el fruto de tu vientre.
Dime, niña de luz, 
¿quién soy yo para que me visites?

Pero quédate en mi hogar, 
quédate en mi corazón,
oh, Madre de Dios, 
Virgen María.

Cuéntame de Jesús, 
¿que prefería Él comer?
¿Quiénes fueron sus amigos 
y compañeros de niñez?
¿Y cómo fue cuando gateó 
y el primer diente que perdió?
¿Qué hay de sus primeros pasos? 
No puedo imaginar 
tu infinita felicidad.

Niña de Nazareth, 
bendito sea el fruto de tu vientre.
Dime, niña de luz, 
¿quién soy yo para que me visites?

Pero quédate en mi hogar, 
quédate en mi corazón,
Oh, Madre de Dios, 
Virgen María.

Cuéntame de Jesús, 
háblale a Él de mi,
dile que lo amo tanto, 
que es todo para mí.
Y dile a Dios 
que yo soy tan feliz 
porque te eligió 
para que fueras también 
mi Mamá.

Cuéntame de Jesús, 
háblale a Él de mi,
dile que lo amo tanto, 
que es todo para mí.
Y dile a Dios 
que yo soy tan feliz 
porque te eligió 
para que fueras también 
mi Mamá.



Intérprete: Cristo 3D







#CantarEnNavidad Regocíjate, Belén



¡Regocíjate, Belén, 
gózate en tu Dios!
Te ha nacido el Salvador, 
nuestro Redentor.

¡Regocíjate, Belén, 
gózate en tu Dios!
Te ha nacido el Salvador, 
nuestro Redentor.

Al Señor la gloria, 
paz a todo hombre.
Ésta es la voluntad 
del Señor del cielo.

No pudieron cielos 
ni tierra contener
al que de una Virgen 
en Belén nació.

Al Señor la gloria, 
paz a todo hombre.
Ésta es la voluntad 
del Señor del cielo.

Ya se ve brillar la luz 
en la oscuridad.
Al humilde, por amor, 
Él lo exaltará.

Al Señor la gloria, 
paz a todo hombre.
Ésta es la voluntad 
del Señor del cielo.

Al Señor la gloria, 
paz a todo hombre.
Ésta es la voluntad 
del Señor del cielo.

Al Señor la gloria, 
paz a todo hombre.
Ésta es la voluntad 
del Señor del cielo.



Intérprete: Jesed
Letra y música: Stacey Whittfield

Traducción: David Mijares






#PoesíaEnNavidad Mi Niño divino

Mi Niño divino,
nacido en Belén,
de una Virgen pura
junto a San José,
yo muy dulcemente
te voy a mecer,
para que te duermas,
mi Niño mi Rey.

Mi Niño divino,
boquita de miel,
cierra tus ojitos,
mírame sin ver,
quiero que te duermas,
dame este placer,
y, cuando despiertes,
mírame otra vez.

Mi Niño divino,
ternura en la piel,
yo te doy mil besos:
tengo mucha sed;
mas ahora quiero
verte adormecer,
y, cuando despiertes,
ya te besaré.
Mi Niño divino,
precioso Emanuel,
si tú no te duermes
¿quién no ha de temer?
Cielo de los cielos,
Jesús, «El que es»,
duerme, vida mía,
yo te arrullaré.

Mi Niño divino,
mi dulce embriaguez,
en tu acostadita,
déjate querer;
tu sueño es mi gracia,
yo me pierdo en él;
desde tu silencio
das vida a mi fe.

Mi Niño divino,
al aire y vaivén
de mis suaves brazos
déjate vencer,
y cuando yo vea
que vencí a un Bebé,
tú me habrás vencido
y me rendiré.

Mi Niño divino,
ya me callaré,
y, quieto, adorando,
aquí me estaré;
yo te quiero mucho,
más te he de querer,
pero en liz de amores
nunca ganaré.

Mi Niño divino,
canción de Noél,
duerme, duerme, duerme
Yo me dormiré;
bajo tu cobija
me calentaré,
y, entre dulces, sueños,
sueños te diré. Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".



#PoesíaEnNavidad Navidad de Eucaristía


Navidad de Eucaristía,
mi Jesús en corporales,
que recuerdan los pañales
de las manos de María.

Te adoramos en la cuna
del glorioso nacimiento,
y en el santo Sacramento,
que en la Iglesia nos aúna.

En el seno florecido
Dios amante se hizo esposo,
y el banquete delicioso
en la Cena lo ha ofrecido.

En la Mesa está el viviente
Dios excelso y encarnado,
Pan del cielo regalado,
de inmortal vida simiente.

¡Oh Jesús, todo ternura
en tu cuerpo cobijada:
a esta Pascua consagrada
el hambriento se apresura!

¡Dios del cielo y humanado
por los ángeles servido,
por María remecido,
seas tú por siempre amado. Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad En él no está el pecado, nunca estuvo

En él no está el pecado, nunca estuvo,
no pudo verlo el ojo fariseo;
ni el rayo perspicaz de su pupila
halló en su corazón al hombre viejo.

Bañado en el misterio de su Padre
surgía sin pecado, el hombre entero,
sin mancha contagiada por la estirpe,
varón para crear a Adán de nuevo.

El era la verdad del plan pensado,
el Hijo amado, germen y modelo
del hombre que vendría, sano y limpio,
al dar el Padre tiempo al pensamiento.

¿Por qué, Jesús, desciendes al abismo,
te hundes  en maldad no tuya inmerso?,
¿y cómo si en tu vida nada es falso
ha sido tu bautismo el verdadero?

Verdad de criatura trepidante,
del pobre que ante Dios siempre es pequeño,
verdad del solidario con nosotros:
es esa la verdad de tu descenso.

¡Oh Santo sumergido en el bautismo,
ungido con la fuerza y el consuelo,
honrado por la Voz y la Paloma,
a ti te proclamamos Cristo y Verbo! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad Desnudo el nuevo Adán, con alma pura

Desnudo el nuevo Adán, con alma pura
penetra en el Jordán y se sumerge;
se anega en el diluvio del pecado
el que quita el pecado, el Inocente.

Está temblando Juan, tiembla su mano
al tocar la cabeza refulgente;
hoy el siervo bautiza a su Señor,
cumpliendo la justicia que Dios quiere.

Hasta el fondo del ser es bautizado
Jesús, hecho pecado libremente,
y nace del Jordán purificado
el bautismo de fe de los creyentes.

Esa carne divina diviniza,
transforma en sacramento la corriente;
el pueblo renacido en el Mar Rojo
con Cristo canta, libre de la muerte.

Es éste el Hijo amado, el Elegido,
para ungirle el Espíritu desciende;
y de su frente al pueblo redimido
se derrama la unción de aquel aceite.

¡Sea el honor con voz celeste al Hijo
en quien el Padre encuentra su deleite,
a Aquel que hasta el pecado se ha humillado
y con su amor el Padre lo enaltece! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad Oh Dios visible, lleno de hermosura

Oh Dios visible, lleno de hermosura,
Jesús, imagen pura verdadera:
los ángeles te miran y te adoran,
y todos los creyentes te veneran.

En ti reconocemos con ternura
a Dios aparecido en nuestra tierra:
¡Oh santa Epifanía de Dios trino
que en esos tuyos se contempla!

Señor Jesús, divino Infante humano,
en ti la vida toda es don y entrega;
por ti, por ti vivimos y esperamos,
oh Niño vida, luz de las estrella.

Oh fuente y manantial de toda dicha
Oh santa Encarnación de gracia plena,
Oh Niño Dios, locura del amor,
Milagro en el que el hombre y Dios se encuentran.

Aquí junto a la cuna te adoramos,
con los labios que te gozan y te besan,
y todos nuestros dones te entregamos
que el oro, incienso y mirra tuyos sean.

¡Oh santo Jesucristo, Verbo en carne,
Oh dulce epifanía de una estrella:
la luz divina, gozo de los cielos,
en ruta a peregrinos nos envuelva! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad El Nacimiento del Señor


Inmaculada tú, Virgen María,

cándido huerto, celestial princesa
mirada por la luz de la promesa,
morena por el sol de la alegría.

¿Qué arroyo te ha enseñado la armonía
de tu paso sencillo, qué sorpresa
de vuelo arrepentido y nieve ilesa
junta tus manos en el alma fría?

¿Qué viento turba el monte y le conmueve?
Canta su gozo el alba desposada,
calma su angustia el mar antiguo y bueno;

la Virgen, a mirarle no se atreve,
y el vuelo de su voz arrodillada,
canta al Señor que llora sobre el heno.


Luis Rosales (1910­–1992)




#MeditarEnNavidad En la epifanía del Señor

Sobre la lección del Evangelio: ¿Dónde esta el que ha nacido Rey de los Judíos?

1.Tenemos por necesario, Hermanos míos, según la costumbre de las demás solemnidades, exponeros el misterio de la solemnidad de hoy. Porque, aunque algunas veces hablamos contra los vicios, y sea utilísimo este género de oración, parece mas propio de otros días. En los festivos, y particularmente en las solemnidades principales, más bien parece, que nos debemos detener en los misterios, que pertenecen a la solemnidad, para que a un tiempo mismo se instruya el ánimo, y se excite el afecto. Porque ¿cómo celebraréis lo que ignoráis? o cómo lo sabréis, sino hay quien os lo declare? Por tanto, no sea molesto a los que están adelantados en el conocimiento de las Escrituras, que tengamos atención a los menos doctos, según exige la caridad. Ni creo yo , que ellos mismos sean privados de los manjares, que les son tan agradables, si a los menos sabios como a las turbas populares pusieren primero alimentos más crasos: lo que harán, si movidos de la caridad fraternal, les gustaren las cosas, que son necesarias a los que no tienen la mayor inteligencia, aunque acaso a ellos les parezcan poco necesarias. De esta suerte recogerán para si los fragmentos, reflexionando con diligencia las cosas más útiles, y rumiando como animales puros, las que por su delicadeza no son entendidas de los menos capaces.
2. La La solemnidad de hoy pues recibió el nombre de la aparición, porque Epifanía significa aparición. Así, hoy se celebra la aparición del Señor, no solo una, sino triplicada, según lo hemos recibido de nuestros Padres. Hoy nuestro  Señor párvulo Rey, pasados pocos días de su nacimiento se manifestó a las primicias de las naciones, sirviéndolas de guía una estrella: hoy también, habiendo ya cumplido treinta años en su vida mortal (el que según la Divinidad es siempre el mismo, y no pueden faltar sus años) ocultado entre las populares turbas vino al Jordán, para ser bautizado; pero fue manifestado por el testimonio del  Padre. Hoy igualmente, habiendo sido convidado a unas bodas con sus discípulos, faltando el vino, convirtió en vino las aguas con un admirable prodigio de su potencia. Pero deleita contemplar con más cuidado la aparición del Salvador en su infancia , porque es dulcísima , y se celebra también hoy con mis especialidad.
3.  Hoy pues, como oímos en la lección del Evangelio , vinieron los Magos de Oriente a Jerusalén. Con razón se dice a la verdad , que vienen de Oriente, pues nos anuncian el nuevo Nacimiento del Sol de justicia, pues iluminan con alegres noticias el mundo todo. Sólo que la infeliz Judéa, como aborrecía la luz, se obscurece al resplandor de la nueva claridad, y sus ofuscados ojos se ciegan mucho más, brillando los rayos del Sol eterno. Oigamos ahora, qué dijeron los Magos, viniendo del Oriente: ¿Donde está el que ha nacido Rey de los Judío? ¡Qué fe tan cierta y tan firme! No preguntan si ha nacido, sino que hablan confiadamente, y preguntan sin dudar , donde está el que ha nacido Rey de los Judíos. El Rey Herodes se llenó de pavor, luego que oyó el nombre del Rey, sospechándole su sucesor. No es maravilla, que se turbe Herodes: pero que Jerusalén, Ciudad de Dios, que es vista de paz, se turbe en compañía de Herodes, ¿quién no lo admira? Ved, Hermanos, cuanto daño hace una potestad perversa, y como hace conformes sus súbditos a su impiedad una cabeza impía. Miserable Ciudad enteramente, donde reina Herodes, porque será sin duda participante de su malicia, y al nacimiento de la nueva salud se conmoverá con una turbación propia de Herodes. Confío yo en el Señor, que de ningún modo reinará entre vosotros, aunque suceda hallarse: de lo cual también nos guarde Dios. Malicia de un Herodes  y crueldad de Babilonia seria querer extinguir la religión en su nacimiento, y despedazar los párvulos de Israel. Así, cuando nace entre nosotros algo , que pueda conducir para el bien del alma, para la piedad, para la religión, cualquiera que resiste, cualquiera que repugna, enteramente pretende con los egipcios matar los párvulos del linaje de Israel: y aun también con Herodes persigue al Salvador, cuando nace. Pero prosigamos ya la historia comenzada; pues creo, que si alguno sintiere en su conciencia algo de esto, se guardará en lo adelante con más cuidado, y tendrá horror de abrigar en si mismo un corazón propio de Herodes, para no tener un fin semejante al suyo.
4. Buscando pues los Magos al Rey de los Judíos , y preguntando Herodes a los Escribas el lugar del nacimiento del Señor, declaran ellos según el Profeta el nombre de la Ciudad. Y habiéndose apartado de Jerusalén los Magos, y dejado á los Judíos: He aquí que la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos. De esto se deja entender, que por buscar el auxilio humano perdieron la guía divina; y que el auxilio celestial les desamparo, porque quisieron valerse de las noticias de la tierra. Por lo cual también habiendo dejado a Herodes, al punto se alegraron sobre manera, porque la estrella iba delante de ellos, hasta que llegando se paró encima del lugar, donde estaba el Niño. Y entrando en la casa hallaron al Niño con María su Madre, y postrándose le adoraron. ¿ De dónde esto en vosotros , extranjeros? No encontramos tanta fe en Israel. ¿Qué, no os ofende la humilde habitación de un establo; no os ofende la pobre cuna de de un pesebre? ¿No os escandaliza la presencia de una pobre Madre ,ni la infancia de un Niño de pecho?
5. En fin, abiertos sus tesoros, dice el evangelista , le ofrecieron por presentes oro, incienso y mirra. Si solamente le hubieran ofrecido oro, pudiera parecer , que habrían querido remediar la pobreza de la Madre, dándola con que pudiese criar al Niño. Mas ofreciendo juntamente oro, incienso, y mirra, sin duda están indicando en esto un género de ofrenda espiritual. El oro parece tener la excelencia entre las riquezas del siglo; el cual por su gracia ofrecimos todos al Salvador devotamente, cuando por su nombre dejamos del todo los haberes del mundo. Pero después de haber renunciado a los bienes terrenos, es necesario, que busquemos con deseos ardientes los celestiales. Y de esta suerte ofreceremos también el olor del incienso, en que están significadas, como leemos en el Apocalipsis de San Juan las oraciones de los Santos. Por lo cual igualmente dice el Profeta en el salmo: Que mi oración suba a vuestra presencia como el humo del incienso. Así también tenéis escrito en  otro lugar que la oración del justo penetra los Cielos. La oración, no dice de cualquiera, sino del justo. Porque será execrable la oración de aquel que aparta su oreja para no oír la ley.
6. Si quieres ser justo , y no apartar tu oído de los mandamientos del Señor, para que no apartarte él también el suyo de tus oraciones, es preciso, no sólo que desprecies el siglo, sino que castigues tu cuerpo mismo, y le sujetes a la servidumbre. Porque el que dijo: Si alguno no renunciare a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo y en otra parte: Si quieres ser perfecto, anda y vende todas las cosas que tienes, y dalas a los pobres, y ven y sígueme: El mismo dice en otro lugar: El que quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo-, y tome su cruz y sígame a mi. Lo cual exponiéndolo el Apóstol dice: Todos los que son de Cristo han crucificado su carne con sus vicios y deseos malos. Tenga pues nuestra oración dos alas, que son el desprecio del mundo y la mortificación del cuerpo: y sin duda penetrará los Cielos, y subirá a la presencia de Dios como el incienso. Será sacrificio grato y aceptará Dios nuestra ofrenda, si con el oro e incienso se hallare también la mirra: que aunque es amarga, con todo eso es muy provechosa, y preserva al cuerpo, que está muerto por el pecado, de que se pudra cayendo en el vicio. Esto se ha dicho brevemente, para que imitemos en su ofrenda a los Magos.
7. Pero,'porque dijimos, que esta fiesta era Aparición, veamos lo que aparece en ella. Verdaderamente según las palabras del Apóstol: Apareció la benignidad, y humanidad de Dios nuestro Salvador. Porque ve ahí, como hemos oído en la lección del Evangelio , que entrando los Magos en la casa encontraron al Niño con María su Madre. En el tierno cuerpo, que fomentaba la Madre en su virginal regazo, ¿qué aparecía, sino la verdad de la carne, que había tomado? ¿Qué se declara en haber encontrado al Niño con su Madre, sino que es verdadero Dios, y verdadero hombre? Mira también en la segunda Aparición, sino es declarado manifiestamente Hijo de Dios con el testimonio de la voz del Padre. Se abrieron los Cielos, y descendió el espíritu Santo en la forma corporal de una paloma, que venia a reposar sobre él, y se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo amado , en quien be tenido mis complacencias. Bastante manifiesto se hace por esto mismo, bastante evidente, e indubitable, que es necesaria, que el Hijo de Dios sea Dios. Ninguno hay tampoco que dude, que los hijos de los hombres son hombres, y que los fetos también de los animales son del mismo género que ellos. Más, para que no quede ningún lugar al error sacrilegio, el mismo que en la primera aparición fue declarado verdadero hombre e hijo del hombre, y en la segunda no menos verdadero Hijo de Dios, ya en la tercera se muestra verdadero Dios , y Autor de la naturaleza, que se muda a la insinuación de su imperio. Nosotros pues, carísimos, amemos a Jesu Christo como verdadero hombre y hermano nuestro; honrrémosle como Hijo de Dios; adorémosle como Dios. Creamos en él firmemente, fiémosnos a su cuidado con toda seguridad, Hermanos míos; pues ni le falta la potestad de salvarnos, siendo verdadero Dios e Hijo de Dios, ni la buena voluntad, siendo como uno de nosotros verdadero hombre e hijo del hombre. ¿Cómo será para nosotros inexorable, cuando por nuestro bien se hizo como nosotros pasible?
8. Ya si deseáis oír algo sobre estas apariciones para edificación de las costumbres, atended, que en primer lugar aparece siempre Cristo con la Virgen Madre, para enseñarnos, que debemos buscar ante todas cosas la sencillez , y el pudor. Pues a los niños es natural la sencillez, y la vergüenza es propia y familiar de las vírgenes. A Todos Nosotros en el principio de nuestra conversión ninguna virtud nos es más necesaria, que una humilde sencillez, Y una Gravedad Llena De Pudor. En la segunda aparición vino el Salvador a las aguas del bautismo, no ciertamente para ser lavado en ellas, sino más bien para recibir el testimonio del Padre. En estas aguas se representan las lágrimas de la devoción , en las cuales no se busca la indulgencia de los pecados, sino el beneplácito de Dios Padre. Entonces desciende sobre nosotros el Espíritu de la adopción de hijos, dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; de suerte que nos parece oír la dulcísima voz del Cielo, que nos dice, que verdaderamente Dios Padre se complace asimismo en nosotros. Ni hay poca distancia entre estas lágrimas de devoción, y de una edad, por decirlo así, varonil, y entre las que derramó la edad primera en los sollozos de la infancia , que fueron sin duda las lágrimas de penitencia, y confesión. Sin embargo, a unas y a otras exceden, largamente otras ciertas lágrimas, a las que se infunde también el sabor del vino. Porque yo diré que verdaderamente aquellas lágrimas se convierten en vino, que en el fervor de la caridad se derraman por el afecto de la compasión fraternal: efecto de esta caridad es, que parezca por algún tiempo el hombre estar en una especie de embriaguez sobria olvidado de si mismo.


San Bernardo



#CantarEnNavidad Oración de Navidad


Bendito Jesús, 
bendito en Belén, 
que el mundo te adore, 
te ha visto nacer. 
Pequeño, entre pajas, 
mis ojos te ven. 
Jesús hecho niño, 
¡ven a mi Belén!

Humildes pastores 
te vienen a ver. 
Siguiendo una estrella 
tres magos, también.
Mi estrella es la fe 
que yo tengo en tu amor,
humilde me inclino 
ante ti, mi Señor.

Bendito Jesús, 
bendito en Belén, 
que el mundo te adore, 
te ha visto nacer. 
Pequeño, entre pajas, 
mis ojos te ven. 
Jesús hecho niño, 
¡ven a mi Belén!

La vaca y el burro 
te dan su calor, 
a tí, que eres Dios 
y también Creador.
Tu Madre me acerca 
hacia ti, mi Señor.
Si tu me sonríes, 
no siento temor.

Bendito Jesús, 
bendito en Belén, 
que el mundo te adore, 
te ha visto nacer. 
Pequeño, entre pajas, 
mis ojos te ven. 
Jesús hecho niño, 
¡ven a mi Belén!

Quisiera quedarme 
contigo, mi Dios, 
aquí, entre las pajas , 
el burro y tu amor.
Pesebre es mi alma 
y en ella estás hoy...
¡En la Eucaristía 
estás siempre, Señor!

Bendito Jesús, 
bendito en Belén, 
que el mundo te adore, 
te ha visto nacer. 
Pequeño, entre pajas, 
mis ojos te ven. 
Jesús hecho niño, 
¡ven a mi Belén!


Intérprete: Betsaida










#CantarEnNavidad Cristo, nuestro Dios, ha nacido


Cristo, nuestro Dios, ha nacido. 
Cristo, nuestro Salvador.
Canten himnos de bienvenida 
al Señor de la Creación.
¡Oh, naciones, denle honor!
que ya viene como Rey.

Dios nos hizo a su imagen,
con el signo de su amor, 
mas a causa del pecado 
nos privamos de su amor. 
Pero nuestro Rey, Jesús, 
vino a darnos salvación.

El Señor miró desde el cielo 
y, lleno de compasión,
quiso hacerse como nosotros 
para darnos su perdón.
Y una Virgen concibió 
a Jesús, que es hombre y Dios.

¡Verbo eterno y Sabiduría,
Gloria del Eterno Dios!
Emmanuel, Dios-con-nosotros,
tu luz nos iluminó.
Te alabamos, ¡oh, Jesús!,
nuestro Rey y Redentor.

Cristo, nuestro Dios, ha nacido.
Cristo nuestro Salvador.
Canten himnos de bienvenida
al Señor de la Creación.
¡Oh, naciones, del creador!
que ya viene como Rey.



Intérprete: Jesed
Letra y música: Stacey Whittfield
Traducción: David Mijares



#PoesíaEnNavidad Su estrella

El camino de la estrella de la fe 
me conduce hasta ti, Jesús, 
mi único tesoro.

Yo vi brillar la estrella luminosa.
Me indicaba la cuna de mi Rey.
En la paz y misterio de la noche
hacia mí parecía caminar.
Después, llena de encanto, oí la voz
del Ángel celestial que me decía:
"Recógete. El misterio se ha cumplido
dentro de tu propia alma
pues Jesús, Luz del Padre, en ti ya se encarnó.
Abraza al Dios nacido
como la Virgen Madre.
Tuyo es..."

Oh, heraldo de ese Dios que a mí me llama.
Comprendo ciertamente que es mi Esposo.
¿Qué le ofreceré en esta nueva aurora?
Me parece tan dulce y tan potente?

"Tu misión en la tierra
sólo es saber amar.
Comprender el misterio
que Dios te ha revelado.
Jesús que es la luz del Padre
en ti ya se encarnó.
Abraza a tu ser amado como la Virgen Madre.
Tuyo es...".

Es el Esposo. Con su voz me llama.
Su primera palabra ha sido: Ven.
Y de su Epifanía el astro fúlgido
brilla en el horizonte.
Señor, concede a mi alma
el amor y la fe.
Oh Espíritu, tu llama aumenta en mí
para unirme aún más al Rey divino.

Oh Jesús, luz del Padre,
mírame. En ti yo espero.
Para llegar a ti
prepárame, Señor.

Después que el Serafín dejó la tierra
brillaba todavía en mí su luz.
Bajo su claridad
por la fe y el amor sentía a Dios.
Luego me transformé en alma adorante
y te escuché, Jesús, Verbo adorado,
consiguiendo en tu voz captar el eco
de la eterna canción que en Dios se canta.

Oh Jesús, luz del Padre,
mírame. En ti yo espero.
Para llegar a ti
prepárame, Señor.


Santa Isabel de la Trinidad


#PoesíaEnNavidad Hoy es Epifanía en nuestra carne

Hoy es Epifanía en nuestra carne,
es luz incorruptible en una cuna;
hoy es Apocalipsis y Alianza,
rasgados los secretos de la altura.

Hoy es la vocación del mundo entero,
lavados en Jesús de toda culpa;
el Hijo que ha nacido y nos sonríe
al Dios que nos engendra nos anuncia.

Venid, humanos, llenos de confianza,
venid con humildad de criaturas;
aquí en el fruto santo de la Virgen
Dios hace con el hombre eternas nupcias.

Gloriosa Trinidad, oh Luz patente,
aquí callada, amando con dulzura,
los hijos damos gracias, bendecimos,
acepta, nuestro Dios, esta liturgia! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad El himno de los ángeles cantemos

El himno de los ángeles cantemos
en torno de la cuna,
con voces nuevas, puros corazones
y el alma en gracia henchida de aleluyas.

A Dios la santidad y la belleza,
la Gloria en las alturas;
y al hombre de esta tierra, la amistad,
la fuerte paz, el beso y la ternura.

La Gloria ha aparecido, la que era
secreta en fuente pura,
y está resplandeciendo en un Infante,
está en la humana faz de creatura.

La Gloria excelsa tiene ya palabras
y cuerpo y contextura,
y hay voces que pueden ya cantarla
y amores de morir en su dulzura.

Aquella gloria de antes ignorada
los ángeles anuncian,
y saben que de Gloria son vestidos
tomando el Verbo humana vestidura.

¡Oh Cristo de la Gloria y santidad,
tu rostro es la hermosura,
en ti refleja el Padre la deidad
y goza de su Gloria, Gloria tuya! Amén.


Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




#PoesíaEnNavidad La estrella de Jacob ha aparecido


La estrella de Jacob ha aparecido
y anuncia a su Mesías;
venid, las tribus todas de Israel,
doblad, doblemos juntos la rodilla.

Un canto he de cantar a las estrellas,
brillantes y pulidas,
que Dios creó tan grandes y lejanas
a fin de hacer la Tierra a su familia.

Estrellas de los hombres, mensuradas
según nuestra medida,
formáis el techo azul, resplandeciente,
que el mundo diminuto necesita.

Estrellas que giráis para nosotros,
sabed con alegría
que sois en el divino pensamiento
estrellas de una cuna bendecida.

Que alguna de vosotras se adelante
y anuncie esta venida:
Estrella de Jesús, estrella nuestra,
alumbra con tu luz nuestras pupilas.

¡Oh Cristo vivo, luz de las estrellas
y senda de la vida,
los cielos de los cielos hoy te alaban
y goza en ti la Tierra redimida! Amén.
69.Vinieron del Oriente y preguntaron


Vinieron del Oriente y preguntaron
cual sabios verdaderos:
Decid dónde ha nacido el Adorable,
vosotros, oh benditos de su pueblo.

Decid a quién tenéis en vuestra tierra,
mostradnos el secreto,
y Oriente le dará la mirra, el oro,
y a él adorará, quemando incienso.

Decid cómo se llama el deseado
en vuestros libros bellos;
Oriente lo ha llamado su esperanza
y aquí llega y le trae sus deseos.

Entraron, se postraron, adoraron,
le oyeron en silencio.
En ti concluye el mundo, Señor mío,
oh Jesucristo, Niño a quien venero.

Y en ti, oh Dios, nacido de María
comienza el orbe nuevo:
la tierra toda, Oriente y Occidente,
serán una familia y tú su dueño.

¡Oh Cristo, corazón de cielo y tierra,
amor y pensamiento,
que seas  adorado eternamente
y dulcemente amado hasta el extremo! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".





#PoesíaEnNavidad Belén es una gracia de pastores

Belén es una gracia de pastores,
Belén, el Evangelio,
oh dicha por ninguno conquistada,
caída cual maná desde los cielos.

Llegaron obedientes en la noche,
entraron y lo vieron;
reíd, llenos de fe, fieles creyentes,
colmadle de sonrisas y de besos.

Miradle sobre todo, contempladle
con ojos muy abiertos,
y nunca ya, guardando los rebaños,
se borren de la frente sus destellos.

Vinieron los sencillos, se llenaron
de gozo y de consuelo,
de vuelta eran felices y alababan,
divinamente sabios sin saberlo.

El palo del pastor y su mochila
nosotros agarremos;
y fuera nuestra ciencia vanidosa,
que allí la verdadera aprenderemos.

¡Honor a Cristo, cátedra sagrada,
el único maestro,
honor a ti, que enseñas en pobreza,
y muestras a los pobres tus misterios! Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".





#PoesíaEnNavidad Villancico de las manos vacías


Yo tenía

tanta rosa de alegría,
tanto lirio de ilusión,
que entre mano y corazón
el Niño no me cabía...

Dejé las rosas primero.
Con una mano vacía
–noche clara y alba fría–
me eché a andar por el sendero.

Dejé los lirios después.
Libre de mentiras bellas,
me eché a andar entre estrellas
con sangre y nieve en los pies.

Y sin aquella alegría,
pero con otra ilusión,
llena la mano y vacía,
cómo Jesús me cabía
–¡y cómo me sonreía!–
entre mano y corazón.


José María Pemán, (1897–1981)




#MeditarEnNavidad Cómo el Hijo de Dios ha de ser buscado y adorado espiritualmente por el alma devota con los Magos

Sigue la cuarta solemnidad, que consiste en la adoración de los magos. Una vez que el alma concibió espiritualmente por la gracia a este dulcísimo niño, lo dio a luz y le puso nombre, los tres reyes, es decir las tres potencias del alma -con razón llamadas reyes, porque ya se enseñorean de la carne, dominan los sentidos, y se ocupan, como corresponde, solamente en las cosas de Dios-, juzgan que el niño, que ya les fuera revelado de múltiples maneras, debe ser buscado en la ciudad real, esto es, en todo el mundo universo. Buscan en las meditaciones, rebuscan con los afectos, preguntan con devotos pensamientos: ¿Dónde está el que ha nacido? Vimos su estrella en oriente[xvi] ; vimos su claridad refulgente en la mente devota, vimos su esplendor radiante en lo secreto del alma, escuchamos su voz dulcísima, gustamos su dulzura delicadísima, percibimos su aroma suavísimo, experimentamos su deliciosísimo abrazo. Respóndenos de una vez, Herodes, haznos ver al amado, muéstranos al bebito deseado. Él es a quien deseamos y buscamos.
Oh dulcísimo y amantísimo niño eterno, recién nacido y antiguo ¿cuándo te veremos, cuándo te hallaremos, cuando estaremos ante tu rostro? Fastidia gozar sin ti, deleita gozar contigo y llorar contigo. Todo lo que para ti es adverso para nosotros es molesto; y lo que te agrada es nuestro deseo indefectible. ¡Oh, si tan dulce es llorar por ti, cuánto más dulce ha de ser gozar por ti!. ¿Dónde está, pues, el que buscamos? ¿Dónde está el que deseamos en todo y por sobre todo? ¿Dónde está el que ha nacido rey de los Judíos, ley de los devotos, luz de los ciegos, guía de los miserables, vida de los que mueren, salud eterna de todos los que eternamente viven?.
Sigue la respuesta justa: En Belén de Judá; Belén significa casa del pan, Judá confesión. Cristo es hallado allí donde, después de la confesión de los crímenes, se escucha, se rumia y se retiene en la mente devota el pan de vida celeste, es decir, la doctrina del Evangelio, para realizarla en las obras y proponerla a los otros para ser vivida. El niño Jesús es hallado con María, la madre[xx] , allí donde, después de la dolorosa contrición del llanto, después de la fructuosa confesión, se disfruta la dulzura de la contemplación celeste y del consuelo, a veces entre abundantísimas lágrimas, cuando la oración que se comienza casi desesperada, se deja llena de gozo y segura del perdón[xxi]. ¡Oh feliz María, por quien es concebido Jesús, de quien nace y con quien tan dulce y gozosamente es hallado Jesús!
Pero también vosotros, reyes, es decir potencias naturales del alma devota, buscad con los reyes de la tierra para adorarle y ofrecerle dones. Adorad con reverencia, porque es el creador, el redentor y el remunerador: creador en la formación de la vida natural, redentor en la reformación de la vida espiritual, remunerador en la entrega de la vida eterna. Oh, vosotros, reyes, adorad con reverencia, ya que es rey poderosísimo; adorad con decencia, ya que es maestro sapientísimo; adorad con alegría, ya que es príncipe liberalísimo.
Y no os deis por satisfechos con la adoración, si no la sigue la oblación. Ofreced -diré- el oro del amor más ardiente, ofreced el incienso de la contemplación más devota, la mirra de la contrición más amarga: el oro del amor por los bienes otorgados, el incienso de la devoción por los gozos preparados, la mirra de la contrición por los pecados cometidos; ofreced oro a la Divinidad eterna, incienso a la santidad del alma, mirra a la pasibilidad del cuerpo. Así, pues, buscad, adorad y ofreced vosotras, almas.

San Buenaventura, "Las cinco festividades del Niño Jesús" (Festividad 4)



#MeditarEnNavidad Salid, hijas de Sión

De los Magos y de lo que se lee en los Cantares:
Salid hijas de Sion ,y ved al Rey Salomón.

Tres apariciones del Señor leemos hechas en un mismo día, aunque no en un mismo tiempo. Y sin duda admirable es la segunda, admirable la tercera, pero la primera es en gran manera admirable. Es de admirar la mutación de las aguas; la atestación de Juan, de la paloma , y de la voz del Padre, pero admira mas , que los Magos conociesen al Señor. Que le reconocen Dios, lo indica la adoración, lo manifiesta la ofrenda del incienso. No solo le reconocen Dios, sino Rey también, lo qual se designa en el oro. Y entre estas cosas , no se les oculta tampoco el gran misterio de la piedad de Dios, por lo que igualmente en la mirra, que le ofrecen, indican que ha de morir. Adoran pues los Magos, y ofrecen dones á un Niño , que todavía mama el pecho de su Madre. Pero ¿dónde está , ó Magos , dónde está la púrpura de este Rey ? ¿Son la púrpura acaso estas mantillas , en qué está envuelto? Si es Rey, ¿dónde está la diadema real? Verdaderamente vosotros le veis ceñido de la diadema , con que le coronó su Madre, del saco de la mortalidad, del cual resucitando dice: Rommpisteis mi saco , rodeasteis de alegría. Salid hijas de Sion ,y ved al Rey Salomón en la diadema , con que le coronó su Madre. Salid virtudes Angélicas, Los habitantes de la soberana patria,y mirad á vuestro Rey , pero en nuestra corona , en la diadema, con que le coronó su madre. De estas delicias habíais carecido hasta ahora, esta dulzura no habíais gustado todavía. Gozáis en el Cielo de su grandeza , pero no habéis visto su humildad. Salid pues, y ved al Rey Salomón en la diadema , con que le coronó su madre,
2 Mas no necesitan los Angeles de nuestra exhortación, pues ellos mismos desean ardientemente mirar en él , y quanto mas conocida de ellos es su grandeza, tanto mas preciosa y amable se les hace su humildad. Asi, aunque nosotros tenemos mayor motivo de alegría (pues para nosotros nació, y á nosotros se nos dio) con todo eso ellos ellos se adelantan, nos exhortan á mirarle. Prueba de esto es la aparición del Angel á los Pastores, anunciándoles la nueva de tan grande gozo, y aquella multitud del exército celestial, que cantó la gloria en su nacimiento. A vosotras pues decimos, hijas de Sion , almas seculares, débiles, delicadas hijas propiamente, y no hijos : en quienes, nada hay de fortaleza , nada de ánimo varonil: Salid hijas de Sion. Salid de los cuidados mundanos , salid del sentido de la carne á los pensamientos del alma, de la servidumbre de los deseos carnales á la libertad de la inteligencia espiritual. Salid de vuestra tierra, y de vuestra parentela , y de la casa de vuestro Padre, y ved al Rey Salomón: de otra suerte no estará libre de riesgo para vosotras verle porque el mismo que es Salomón , que es decir , Pacifico, en el destierro , será razonador en el juicio; Idida esto es amado del ´Señor en Reino. En el destierro, pues, es manso y amable. En el destierro es justo y amable: en el juicio justo y terrible, : en el reino justo y admirable. Salid, pues y ved al rey Salomón, porque en todas partes es Rey y aunque su reino no sea de este mundo, sin embargo es rey también en este mundo . Por supuesto que preuntándole ¿tu eres rey ? Yo responderá para eso nací y para eso vine al mundo, Aquí pues rige las costumbres, en el juicio discierne los méritos, en el reyno distribuye los premios.
3 Por tanto salid,hijas de Sion, y ved al Rey Salomón en la diadema, con que le coronó su madre , en la corona de la pobreza , en la corona de la miseria; puesto que fué coronado también por su madrastra con corona de espinas, con corona de miseria: habiendo de ser coronado por su familia con corona de justicia , quando saldrán los Angeles , y quitarán de su reyno todos los escándalos , quando vendrá al juicio acompañado de los ancianos de su pueblo, quando peleará á favor suyo el orbe de la tierra contra los insensatos. También le corona el Padre con corona de gloria , como dice el Psalmista: Le habéis coronado de gloria y de honor. Vedle , hijas de Sion en la diadema , con que le coronó su madre. Respetad la corona de vuestro Rey , hecho párvulo por vosotras, y adorad su humildad este dia en compañía de los Magos , cuya fé y cuya devoción se os propone hoy por exemplo. Porque ¿á quiénes compararemos , ó á quiénes dirémos, que son semejantes estos hombres. Si considero la fé del Centurión, si la confesión del Ladrón, no me causa tanta maravilla, pues ya entonces el Señor había hecho muchos prodigios, ya entonces habia sido predicado de muchos, de muchos adorado. Sin embargo, consideremos también lo que ellos dijeron. El Ladrón clama desde la Cruz: Señor acordaos de mi , guando vengáis de vuestro reyno. ¿Qué , por el suplicio há de ir al reyno? ¿Quién te dijo á ti, que convenia que padeciese Christo , y que de este modo entráse en su gloria? Y tu también, Centurión, ¿en qué le hás conocido? Viendo que clamando asi , habia espirado: Verdaderamente , dice , este hombre era Hijo de Dios. ¡Cosa admirable , y digna de toda admiración!
4 Por eso os ruego , consideréis y veáis , que vista tan penetrante tiene la fé ,y que de lince tiene los ojos. Ella conoce al Hijo de Dios mamando, le conoce pendiente en la cruz, le conoce muriendo, puesto que el Ladrón le conoce en el patíbulo , los Magos en el establo: aquel taladrado de los clavos , estos envuelto en unos paños. Conoce el Centurión la vida en la muerte; estos la virtud de Oios en la debilidad de un tierno cuerpo : aquellos en la acción de espirar conocen e el sumo Espíritu: estos en la infancia el Divino Verbo: porque todo lo que aquellos confiesan con las palabras , lo confiesan estos con los dones. El Ladrón le reconoce Rey, el Centurión Hijo de Dios y juntámente hombre. ¿Y qué otra cosa indican estos dones? solo que en el incienso no tanto lé confesaron Hijo de Dios, como verdadero Dios? Ruegoos , Carísimos, que os aprovechéis de tanta caridad , como há mostrado con nosotros el Dios de la Majestad , de tanta humildad , como tomó en si mismo , de tanta benignidad , como en su humildad se dejó ver. Demos gracias á nuestro Redentor y Mediador, por quien se nos dio á conocer tan buena voluntad de Dios Padre para con nosotros, pues sabemos , que su ánimo por nuestro bien es tal, que no sin razón decimos y a Nosotros corremos no como á una cosa incierta: porque verdaderamente tal es el corazón del Padre para con nosotros, qual nos le expresó aquel Señor que procedió de su corazón.


San Bernardo