#PoesíaEnNavidad Mi Niño divino

Mi Niño divino,
nacido en Belén,
de una Virgen pura
junto a San José,
yo muy dulcemente
te voy a mecer,
para que te duermas,
mi Niño mi Rey.

Mi Niño divino,
boquita de miel,
cierra tus ojitos,
mírame sin ver,
quiero que te duermas,
dame este placer,
y, cuando despiertes,
mírame otra vez.

Mi Niño divino,
ternura en la piel,
yo te doy mil besos:
tengo mucha sed;
mas ahora quiero
verte adormecer,
y, cuando despiertes,
ya te besaré.
Mi Niño divino,
precioso Emanuel,
si tú no te duermes
¿quién no ha de temer?
Cielo de los cielos,
Jesús, «El que es»,
duerme, vida mía,
yo te arrullaré.

Mi Niño divino,
mi dulce embriaguez,
en tu acostadita,
déjate querer;
tu sueño es mi gracia,
yo me pierdo en él;
desde tu silencio
das vida a mi fe.

Mi Niño divino,
al aire y vaivén
de mis suaves brazos
déjate vencer,
y cuando yo vea
que vencí a un Bebé,
tú me habrás vencido
y me rendiré.

Mi Niño divino,
ya me callaré,
y, quieto, adorando,
aquí me estaré;
yo te quiero mucho,
más te he de querer,
pero en liz de amores
nunca ganaré.

Mi Niño divino,
canción de Noél,
duerme, duerme, duerme
Yo me dormiré;
bajo tu cobija
me calentaré,
y, entre dulces, sueños,
sueños te diré. Amén.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".



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