#PoesíaEnNavidad Niño de mis ojos




Niño de mis ojos,
no lloréis tanto,
que a la tierra y al cielo
ponéis espanto.
De veros llorando
con tanta gana
por una manzana,
y de frío temblando,
siendo Dios glorioso, 


admirando tanto

que a la tierra y al cielo
ponéis espanto.
Vos sois el sustento
y el alegría,
bien del alma mía,
Rey del firmamento.
Cristo deseado,
dejad el llanto,
que a la tierra y al cielo
ponéis espanto.
Si por el bocado
que Adán comió
desobedeció,
ya le habéis fiado.
Quedad satisfecho
y oíd lo que os canto,
que a la tierra y al cielo
ponéis espanto.

Cecilia del Nacimiento





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