#PoesíaEnNavidad Al octavo día

Al octavo día,
que era liturgia de sangre,
tuvieron que dar al Niño
un nombre para llamarle.

¿Nombres los había,
voces, símbolos audaces,
para nombrar la Palabra
en el confín de la carne?

¿Secreta armonía
en lo suave de los aires,
que a él música le diera
cuando su nombre sonase?

¿Amor y osadía
y pasión tan formidable,
que fuera volcán ardiente
nuestro placer de invocarle?

¿Cómo le decía
en sus delicias el Padre,
que si es posible -¡oh locura!-
intentaremos copiarle?

¿Y la Profecía
de alado rumor de aves
el nombre del Esperado
exacto no se lo sabe?

El lo llamaría
-oíd lo que dice el Ángel-
JESÚS, así tan sencillo,
tan simple de pronunciarse.

JESÚS sonaría
cuando alguien le gritase
familiarmente: ¡Jesús,
oye que te llamo, párate!

La Sabiduría
se puso nuevo ropaje
al ver el nombre de Dios
circulando por la calle.

¡Amén! ¡Alegría!
Y felices los que alcancen
cuando pronuncien JESÚS
al Hijo Amado del Padre.

Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".




No hay comentarios.:

Publicar un comentario