Belén es una gracia de pastores,
Belén, el Evangelio,
oh dicha por ninguno conquistada,
caída cual maná desde los cielos.
Llegaron obedientes en la noche,
entraron y lo vieron;
reíd, llenos de fe, fieles creyentes,
colmadle de sonrisas y de besos.
Miradle sobre todo, contempladle
con ojos muy abiertos,
y nunca ya, guardando los rebaños,
se borren de la frente sus destellos.
Vinieron los sencillos, se llenaron
de gozo y de consuelo,
de vuelta eran felices y alababan,
divinamente sabios sin saberlo.
El palo del pastor y su mochila
nosotros agarremos;
y fuera nuestra ciencia vanidosa,
que allí la verdadera aprenderemos.
¡Honor a Cristo, cátedra sagrada,
el único maestro,
honor a ti, que enseñas en pobreza,
y muestras a los pobres tus misterios! Amén.
Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".
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