A la fosa del mundo
Cristo desciende,
y se baña en el río
que del Líbano viene;
el Jordán se hizo santo
por contacto celeste.
Se vistió de pecado,
siendo inocente,
porque Adán se hizo oscuro
sin la piel esplendente,
y un vestido de gloria
le dará de su veste.
Y como era el Esposo,
bello y valiente,
a su Esposa de amor
perfumado se ofrece,
que unas nupcias divinas
en la carne acontecen.
Tiembla Juan el profeta,
él no se atreve:
¿cómo puede el pecado
bautizar a la nieve?,
¿cómo pueden las aguas
darle fuego al ardiente?
Todos juntos bajamos
cuerpo a la fuente,
y ascendimos fragantes
de su tumba y su muerte:
¡oh precioso bautismo,
que en Jesús nos sumerge!
¡Oh Jesús hermosura,
sello indeleble,
te alabamos unidos
a la voz que se siente:
eres Hijo, eres nuestro,
oh Cordero obediente! Amén.
Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".
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