Jamás pudiera el amor
pensar milagro tan alto,
que amando Dios en divino
pasara hasta el hombre humano.
Misterio de amor exhausto,
que alcanza cuanto ha anhelado;
no deja Dios lo que es
y en hombre se ha sustanciado.
Y el hombre mira en su faz
a Dios mismo en vivos rasgos;
¡qué cerca el cielo y la tierra,
si el cielo es el Hijo dado!
¡Oh Cristo, nuestro Mesías,
Señor y Dios confesado,
por tu santa Encarnación
levántanos a tu lado!. Amén.
Fray Rufino María Grández, "Himnario de Adviento y Navidad".
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